Cuando nos sintamos presionados a
aprisionados por nuestro mundo exterior en el que vivimos, es bueno centrarnos
o enfocarnos en lo que amamos, es tomar la vibración, esa energía amorosa de
aquello que amamos, nos gusta y produzca felicidad (desde una canción, a una
aficción, amigos, paisaje, cuadro, hijos...) y colocar dentro eso otro que
produce tristeza o dolor. Esa felicidad, ese Amor realmente, que es la energía
que todo puede cambiar y hacer posible, cambiará la energía o contenido
molecular de aquello en lo que estamos sumergidos, de esa situación que nos
produce dolor y vemos como algo "negativo", por decirlo de algún
modo, ese obstáculo desaparecerá con la energía del Amor.
Invocando inmediatamente esa
energía, nos entregamos a la divinidad que hay en nosotros y en consecuencia
renace una elevación de la vibración energética, que se extiende más allá de
todo nuestro cuerpo, comulgamos con nuestro Yo Soy.
Cuando algo nos saque de nuestro
centro, ya sea una actitud, pensamiento, hecho, una emoción,.... hay que
entrenarse para pensar en algo que traiga alegría y después con esta energía
enfocarnos ya en la anterior situación, así nos resultará también más fácil
aprender aquello que deba ser aprendido.
Hay una afirmación que puede
ayudar en estas situaciones y es decir si puede ser en voz alta para darle aún
mayor fuerza a la intención con la energía de la palabra : "Mis
pensamientos y creencias son creación mía, pero puedo aceptarlo y elegir no
mantenerlas ni recrearlas más"
Para ser felices hay que
vaciarnos, desprogramarnos y así al irnos convirtiendo en una vasija vacía,
podemos llenarnos de más luz, felicidad, llenarnos y expander más Amor y
aumentar nuestra conciencia y vibración, siendo cada vez más fácil poder
mantenernos durante periodos más largos en nuestro centro, en ese estado de
gozo y plenitud natural que es realmente nuestra verdadera esencia y
naturaleza, y que durante tanto tiempo parecía olvidada...
Angélica