Nisargadatta
Maharaj dijo: “Permito que mi naturaleza humana se desarrolle de acuerdo con su
propio destino mientras yo permanezco como lo que soy”
Estas palabras,
expresan la libertad misma, solo quien sabe quién es, puede en su vida diaria
dejar que la vida fluya y se vaya desplegando por sí misma, amando y
bendiciendo cada situación, cada acontecimiento, aunque a veces no sean los que
esperábamos o nos gustarían, simplemente dejamos que la vida se dé . Esto
incluso en su aspecto más elevado implica las no expectativas, el no estar
esperando que se den las situaciones que nosotros queremos, siendo conscientes
de que todo tiene un propósito que quizás incluso no podamos en un primer
momento comprender. Es tener una visión de la vida desde el silencio.
Esto no implica
que nos desentendamos de nuestras obligaciones diarias, ya sean laborales, familiares…
ni que no tengamos que planificar algunas cosas necesarias para la vida
cotidiana y dinámica, pero sí reconocer que no podemos controlar todos y cada
uno de los aspectos de nuestra vida y planificar cada situación, además de
irreal resultaría asfixiante, cortamos el flujo de la vida misma sin dejar un
espacio para ser conscientes del despliegue maravilloso que ocurre cada día y
de todas las bendiciones que se nos dan y también a los demás y que bajo un
prisma cerrado de visión no podemos ver ni amar.
Es ser
conscientes de que hay una parte humana que nos acompañará toda la vida y que
incluso parte de la personalidad o incluso de algunas percepciones puede que
acompañen a la parte humana siempre, pero serán cada vez más refinadas y no
dominantes. Es reconocer nuestra eseidad y permanecer con nuestra atención en
esa consciencia a pesar de todo lo que ocurra a nuestro alrededor; esto no
quiere decir que no podamos sentir dolor o sentirnos mal por determinadas
situaciones que se den en la vida o en personas que queremos, pero sí
percibirlas desde la consciencia del ser que somos y poder bendecir todo lo que
se dá en nuestra vida.. Desde esa visión todo cambia, se puede estar en el
mundo y a la vez caminar en paz en él y amarlo, saber apreciar cada detalle,
cada pequeña cosa, disfrutar de todo lo que el día nos regala y bendecir el día
nuevo al levantarnos por la mañana; es una visión maravillosa de la vida misma.
A pesar de que
haya dolor e incluso tristeza, esta no se aferrará y rápidamente podremos
observar que nada de eso somos realmente, por lo que no tendrá donde agarrarse.
Como dice mi querido maestro Mooji, ni el mejor vendedor del mundo puede
venderte algo si tú no quieres comprar. Si tú no te identificas con todo lo que
le ocurre a la persona, no podrá quedarse por mucho tiempo. Todo lo que viene y
va, todo lo que está sujeto al tiempo es irreal, nada de eso es verdadero, solo
lo inmutable, lo que no desaparece lo que siempre está, es lo real. Esto es lo
que tenemos que reconocer para poder ser libres y caminar en paz en el mundo.
Ni el pasado ni
el futuro son reales, el pasado se marchó y el futuro realmente no sabemos cómo
va a ser, quizás podamos tener una idea de cómo puede ser nuestro futuro más
inmediato, si hemos quedado con alguien, si tenemos que acudir al trabajo, si
nos vamos a quedar en casa… pero aun así no podemos saber cómo se van a
desarrollar las cosas o cómo las vamos a percibir en su desarrollo en cada
momento. Ni siquiera el presente si no eres libre es real, porque puede estar lleno
de pensamientos sobre el pasado, el futuro o de percepciones… solo desde el
espacio del silencio puedes ser conscientes de cómo se despliega todo a tu
alrededor y actuar desde ahí. Así como decía al principio con la cita, podemos
dejar que nuestra naturaleza humana se desarrolle de acuerdo a su propio
destino, mientras que nosotros podemos permanecer en el silencio, en el
reconocimiento de la eseidad que somos. Solo así es posible alcanzar el estado
de paz.
Bendiciones
Angélica Galeano