La PAZ, es la fuente de todas las cosas.
Cuando hay Paz todo es posible, la Felicidad, el Amor, la Compasión. Una
de las principales motivaciones de nuestra alma será la búsqueda de la Paz.
La Paz es la clave para que los milagros se manifiesten en nuestra vida,
todo aquello que queremos, que merecemos, y que a veces parece que es imposible
obtener. Todo se puede obtener si estamos alineados con nuestro Ser y
conseguimos estar en Paz.
Ya en los Textos Esenios del Mar Muerto
escritos hace más de 2.500 años, en el evangelio esenio de la Paz, los esenios
empiezan un largo discurso sobre la Paz. La enseñanza comienza simplemente con
la frase: “La Paz es la clave de todo conocimiento, de todo misterio, de toda
vida” (Extraído del libro "El Efecto Isaías" de Gregg Braden).
La Paz es la manifestación de estar en contacto con nuestro verdadero Ser,
con nuestra verdadera esencia divina, con quien realmente somos y desde ahí,
desde la vibración de la consciencia de saber quiénes somos y estar en contacto
con la Fuente que todo lo Es, podemos manifestar y crear desde la Paz, desde el Amor. Para
alcanzar la Paz, debemos expandir nuestra mente y nuestra consciencia.
Debemos observar nuestros pensamientos. A veces cuando estamos en el
conflicto interior del día a día en el que nos sumergimos debido a los
pensamientos continuos que tenemos, sobre todo los de mayor intensidad densa y
que tienen también su manifestación en actos externos, es difícil observar qué
clases de pensamientos tenemos. Por eso debemos encontrarnos en el silencio,
tomar contacto con nuestro YO, con nuestra esencia, acercarnos a nosotros
mismos, para poder desde ese estado tomar consciencia de cuáles son esos
pensamientos y así ver que ellos no son realmente NOSOTROS.
Para cambiar el exterior, primero tenemos que transmutar, producir en
nosotros la alquimia necesaria, de aquello que experimentamos dentro de
nosotros, así la Paz también podrá manifestarse y proyectarse fuera. Es la
clave para que pueda manifestarse en el exterior la ansiada Paz, esa que
buscamos en el Mundo y que queremos encontrar en nuestras relaciones con los
demás, en la Economía, en la Sociedad,… Para aportar Paz a las personas que nos
rodean, con las que convivimos, debemos ser primero nosotros esa Paz.
Debemos empezar por cambiar nuestros pensamientos. Tenemos que empezar por
responsabilizarnos de nuestras propias creaciones.
Esperamos que la Paz venga de fuera; estamos proyectando continuamente
nuestra felicidad, la Paz, a acontecimientos externos futuros, que esperemos
que se den para que nosotros podamos alcanzarla. Al hacer esto, estamos
aceptando la creencia de que es algo por tanto ajeno a nosotros y que no
podemos controlar, lo cual nos produce angustia porque entramos en la duda de
que pueda manifestarse en nuestras vidas, por lo que el flujo a esta posibilidad
la cerramos, cerramos el flujo de atracción de la Paz y Felicidad a nuestras
vidas. La asociamos a determinados acontecimientos futuros, y sólo en el
presente es realmente posible Ser y alcanzar la Paz divina, la que es inherente
realmente a nuestra verdadera naturaleza, a nuestro verdadero Yo Soy.
Es hora de responsabilizarnos por nuestros actos, por nuestros
pensamientos. Hay que estar atentos a los pensamientos que realmente son la
causa de la infelicidad y de no estar en Paz, pues nuestros pensamientos son
los que muchas veces nos provocan tortura mental. Debemos ser conscientes de
que esos pensamientos no somos nosotros y aprender a desconectarnos de ellos.
Si entramos en ellos en vez de ser meros observadores y desconectar, nuestra
mente creará más pensamientos para
justificar y recrear que sigamos en ese miedo o temor o dolor que nos produce
la infelicidad e impide que estemos en un estado de paz. Ella actúa sólo como
sabe hacerlo, se alimenta de nuestros pensamientos y los recrea una y otra vez
aunque esto no sea la realidad, provocando que estemos en un estado de
desequilibrio interior.
Queremos la Paz, pero no nos damos cuenta de que estamos enganchados al
conflicto interior del drama. Tenemos que responsabilizarnos de nuestros actos
y a la vez no coger como propios los que no son nuestros o las circunstancias y
aprendizajes de vida de otros. Aquí entra además el inconsciente colectivo del sentimiento
de culpa de no sentir el dolor ajeno como propio , necesitamos involucrarnos
emocionalmente para no “sentirnos culpables o malas personas” si no lo hacemos,
tenemos la creencia de que debemos sufrir y sentir el dolor ajeno, con lo que
cedemos nuestro poder, nos alejamos de la Paz interior y tampoco así podemos
ayudar realmente a la otra persona y menos a que consiga también la Paz. Actuamos desde el juicio en estos casos. No se
trata de no ayudar a las personas, sino de tener una visión diferente de los
acontecimientos y permitir desde otra consciencia los aprendizajes de vida de
otras personas, sin sentir la necesidad de tener que sufrir por ello o tomarlo
como propio, recreando incluso en nosotros el dolor que supuestamente creemos
que debe sentir esa persona. Apartamos así de nosotros y de los demás la
maravillosa Paz.
Debemos elegir entre estar en Paz y rendirnos a no caer a
nuestro propio juicio interior sobre esto o seguir viviendo en el continuo drama
en el que nos metemos, en la densidad, en la infelicidad y el sufrimiento;
muchas veces después de caer en la energía del drama, nos sentimos enfadados y
frustrados y ello es debido a que realmente nuestro interior, nuestro Ser sabe
que esta energía no es nuestra y a ello se une el hecho de que si después los
demás no actúan con nosotros desde esa energía del drama en que decidimos
participar cuando estamos en una situación similar, nos sentimos defraudados y
enfadados, aunque deberíamos preguntarnos en este caso por qué estamos
realmente enfadados, pues a lo mejor descubrimos que no es por el motivo aparente
que creíamos . Realmente nos decepcionamos con nosotros mismos por no ser
auténticos, por no mantenernos en nuestra energía, y esto provoca que nos
salgamos fuera de nosotros mismos, y por tanto fuera no podremos encontrar la
Paz. Muchas veces la necesidad oculta de aceptación está también detrás del
drama.
Otras veces nos alejamos de la Paz al persistir en mantener una vieja energía
en nuestra vida que ya no nos vale y que rechazamos abandonar por la necesidad
de alcanzar lo que creemos que es un “logro o victoria”. El ego se apodera en
estos casos de nosotros y ocupa nuestros pensamientos que sólo buscarán el medio
para alcanzar esa victoria de tener razón o lograr un propósito que ya no nos
sirve ni es real si nos centrásemos en el presente. En el presente puedes ser
consciente de este gran ego que te lleva al sufrimiento en vez de a la Paz.
Esto puede verse en conflictos pasados con otras personas y que siempre traemos
al momento actual viviéndolas, sintiendo toda la carga emocional densa del
momento como si los hechos se estuvieran produciendo ahora y maquinando siempre
como vencer en ese conflicto. Esto no es fructífero para ti, pero desde el ego
es imposible verlo y la mente puede llegar a controlarte no queriendo abandonar
y soltar, que es el único modo para realmente encontrar la Paz.
Respira y
céntrate en el presente. Sólo desde ahí puedes dejar ir esto. Estos
pensamientos no son Tú. No te aportan nada y menos felicidad.
También a veces no podemos estar en Paz, poque nos ponemos muchas cargas
debido al falso sentido de la llamada “sentimiento de responsabilidad”, que no
es sino otro síntoma del drama, otra máscara más.
También debemos hallar la Paz en nuestro cuerpo; Debemos estar en Paz con
nuestro cuerpo, amarlo, respetarlo, escucharlo, cuidarlo,… muchas veces nos
indicará los conflictos que tenemos en nuestro interior y que nos impiden
alcanzar la Paz a través del dolor. Debemos amar y respetar las partes de dolor
de nuestro cuerpo, hablar con él y con nuestras células, darle las gracias por
lo que nos hace tomar consciencia y dejar ir también ese dolor. Es el vehículo
para manifestar nuestro espíritu, nuestra divinidad y merece nuestro respeto.
Paz en nuestro cuerpo, en nuestra mente
y en nuestros pensamientos.
El descontento, la frustración, la rabia y el sufrimiento en y por la vida
cotidiana que no nos gusta o que ésta sea contraria a lo que queremos
realmente, nos aleja de la Paz. La actitud que tomamos ante los acontecimientos
externos y la interpretación que hacemos de ello o la carga emocional que le
ponemos, es la que hará que nos alejemos de ella o bien que la atraigamos al
aceptarlos de forma consciente sin juzgarlos.
Cuanto más fluyamos con la vida, con sus acontecimientos y
aceptemos sin juzgar más en paz con nosotros mismos podremos estar. Ser fieles
siempre a nosotros mismos también ayuda a alcanzar esa paz.
Es necesario tomar contacto con uno mismo, con su consciencia
expandida, con el silencio interior. Hay que encontrar un espacio que sea
especial para nosotros en el que todo es tranquilidad, fluido, presente, en el
que los pensamientos no están. Esto sólo se consigue yendo hacia ti mismo,
hacia tu interior y verdadero Yo y permanecer ahí en silencio el mayor tiempo
posible que puedas durante el día, para que ese estado de Paz vaya siendo la
energía habitual en ti. Cuanto más en presencia puedas estar, y cuanto más
puedas hacer esto, tu vibración cada vez será mayor y este estado se irá
convirtiendo poco a poco en algo natural para ti, hasta que consigas cada vez
estar más en el Presente y en estado de felicidad y Paz. Estos momentos de
silencio activo de meditación y respiración consciente, son muy necesarios para
quien busca la Paz. Recuerdas quien Eres y eso hace que estés en Paz contigo
mismo.
La Paz es la clave de los milagros para nuestra vida. Necesitamos expandir
nuestra mente y consciencia para el perdón, para vivir, para acercarnos a
nosotros mismos; para amarnos y amar, para cambiar el curso de la historia y
los acontecimientos, porque desde la Paz sólo puedes buscar y alinearte con el
Amor, que es la máxima expresión de felicidad. Es la clave de la sabiduría y de
alcanzar la maestría interior mediante el contacto con nuestro verdadero yo
interior. Esto también contribuye a mantener un buen estado de salud. Implica
también el no juzgar. Podemos alcanzarla visualizando con entusiasmo también la
Paz que queremos y creyendo que es posible para que se dé. Así la atraeremos
Merecemos la Paz, el Amor y la Felicidad.
Aceptación, Entusiasmo, Felicidad Simple y Placentera.
Estar en el presente y rendirse a toda lucha y fluir para poder
encontrar la Paz. La infelicidad se disuelve en el ser conscientes del presente.
Hola Angéica, bonita entrada y muy cierta. Es estos momentos de nuestra vida necesitamos paz y tranquilidad para escuchar nuestros interior o nuestra esencia y para estar más centrados.
ResponderEliminarBesitos ♥
Hola ARCOIRIS!
ResponderEliminarrealmente es muy necesario ir hacia dentro de nosotros mismos.
Buena semana :)
Otro beso también para tí
Ha ver superado todo, y sentir esa paz de equilibrio y armonía total, sobre todo a partí de ahora en adelante. Un Fuerte ABRAZO
ResponderEliminarUn fuerte Abrazo también para tí YoSueño.!
EliminarGracias por tu comentario :)