“La sabiduría es el arte de aceptar
aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y,
sobre todo, de conocer la diferencia.”
“Preocuparse
por algo así es una tontería”. “No merece la pena”. “No tienes motivos para
estar triste”. “Anda, deja de llorar”. “Tienes que superarlo”. ¿Cuántas veces hemos escuchado
frases así, dichas con la mejor de las intenciones?
Nos
han dado esos consejos y nosotros los hemos dado también. Parecen buenos y
sensatos. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando intentamos aplicarlos? No funcionan, no logramos encontrar la
fórmula mágica.
Por
desgracia, nuestras emociones no siguen órdenes ni cumplen nuestra voluntad. No basta con querer cambiar lo
que sentimos. Los sentimientos están ahí y no cambian
fácilmente.
Además,
es muy posible que nos sintamos frustrados. Sentirse bien se convierte en una
obligación, y al no poder cumplirla, acabamos peor de lo que
empezamos: nos sentimos torpes, culpables, creemos que cualquiera puede manejar
sus emociones menos nosotros.
Es
evidente que de ese modo se
crea un círculo vicioso que cada vez nos hunde más en la
negatividad. Cuanto mayor es la obligación de estar bien y no dar importancia a
las cosas, más grande se hace el problema en nuestra mente y peor nos
encontramos.
Sal del círculo
Una cita que a menudo se atribuye a Einstein, aunque no se sabe si realmente la pronunció es: “Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”. Pertenezca o no al genio científico, lo cierto es que es una frase muy inteligente.
¿Cómo
se sale de un círculo vicioso? Dando un paso diferente. En este caso, podríamos
preguntarnos qué
pasaría si cambiáramos las frases y consejos que hemos visto al
principio. De hecho, este planteamiento se ha puesto en práctica desde
las terapias de tercera generación, como el Mindfulness o la Aceptación
y Compromiso.
Observa y acepta
En lugar de luchar contra las emociones negativas, probemos a aceptarlas. Eso no implica resignarse a que nunca cambiarán, sino más bien darnos permiso para sentirlas. Sí, estoy triste, sí, esto es importante para mí y me preocupa.
Observarnos con la mente abierta, sin juzgarnos,
porque los juicios siempre terminan por declararnos culpables. Sin
esforzarnos en una lucha continua, porque luchar nos agota y nos deja a la
deriva.
Tus emociones son válidas
No hay emociones buenas ni malas, todas forman parte de lo mismo, todas nos hacen humanos. Y es humano tener altibajos y cambios emocionales, esa es la corriente de la vida y ya sabemos la inutilidad de nadar contracorriente.
Considera
válidas a todas tus emociones, siéntelas
sin luchar por cambiarlas. Aprenderás a identificarlas, a
comprenderlas (las tuyas y las de los demás), a tomarlas en serio. También
verás que siguen su propio curso y que terminan pasando, dejándose paso unas a
otras de forma continua.
Practica con otros
La aceptación no sirve solamente para ayudarte a ti. Cuando alguien se sienta mal, prueba también esta técnica. Ponte en su lugar, acompáñale, siente junto a la otra persona. Empatiza y acepta sus emociones como válidas.
Si
te pide consejo, puedes dárselo, pero no juzgues. No le hagas sentir equivocado
y torpe. Ofrécete a acompañarle, a hablar si lo necesita o a respetar su
silencio. Vive la
experiencia emocional y deja que la otra persona la viva.
Hazte fuerte
Recuerda
que el
dolor es una parte inevitable de la vida. Que las
experiencias positivas cobran sentido porque existen las negativas… el
contraste es lo que les da el significado. ¿Cómo diríamos que estamos contentos
o felices, si jamás hubiésemos estado tristes?
Respeta también tu propio sufrimiento, como has
hecho con el de los demás, y no te castigues imponiéndote obligaciones. Tienes derecho
a sentirte mal, a llorar, o a darle importancia a las situaciones.
No te resignes: el dolor también pasará
Por supuesto, aceptar y respetar no implica resignarnos sin hacer nada. Significa darnos el tiempo y el espacio, el momento que necesitamos para que la emoción ocurra. Después y desde un mayor conocimiento de nuestros sentimientos, podremos decidir si hay algo que podamos hacer para mejorar la situación.
Al
final el dolor
también pasará, las emociones positivas acabarán llegando, y
entonces, será aún más importante poner en práctica lo aprendido. Tendremos que
atender a lo que sentimos, observarnos y ser conscientes. Y sabremos mejor que
nunca lo que es sentirse bien. Porque sentirnos bien y mal, al fin y al cabo,
es sentirnos
humanos.
Fuente:http://lamenteesmaravillosa.com/aprende-aceptar-tus-emociones/
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