En la Verdad nada necesita ser dicho, tampoco
explicado, sólo existe el silencio absoluto, un vacío vibrante que es la única
realidad que todo llena, la liberación de la prisión de la identidad en la que
todo es posible desde las creaciones de la mente. Pero a la mente no le
interesa que descubras esto, porque es su mayor amenaza y a la vez
experimentando la ilusión del mundo a través de ella, es que puedes explosionar
para acceder a la Verdad.
La mente no es en sí por tanto una enemiga, pero
ella misma crea el pensamiento y la creencia de que lo es para que pienses que
sólo liberándote de ella puedes alcanzar lo que realmente ya Eres y siempre ha
Sido, llevándote por tanto a la lucha en vez de a la aceptación, la fluidez y
el silencio y esto provoca el sufrimiento.
Pero recuerda que tu estado natural es el de ser
feliz, el de ser libre; el Ser no es un estado pero a la vez incluye la
felicidad que sí lo es. Y a la vez en el Ser la felicidad tampoco puede
definirse realmente como estado porque eso implicaría poder estar de otro modo
que no fuera ser feliz.
El Ser así mismo, no entiende tampoco de metas por
alcanzar, no es un estado al que llegar, no necesita ser alcanzado porque ya
Es, sólo hay que despejar la basura mental que nos impide ver esto y que cree
que es necesaria la lucha para llegar a algún lugar en el que se encuentra.
Mientras estamos en el camino de la
auto-indagación, esto se puede sentir a veces muy confuso y tendemos a creer
que tenemos que luchar para Ser, pero sólo en la no lucha es donde el Ser es
reconocido, se reconoce lo que siempre ha estado, está y Es, aunque tus
pensamientos te hagan creer que eres infeliz y estás sufriendo siempre estás
Siendo, sólo que lo mantienes oculto en el juego de la mente porque no se puede
ocultar lo que Es, ni dejar hasta la eternidad de ser visto.
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