EXPANDIENDO LA CONSCIENCIA


EXPANDIENDO LA CONSCIENCIA

FLUYENDO EN EL SER… TU MENTE NO TE LLEVARÁ JAMÁS A LA VERDAD DE QUIEN ERES, DEJA QUE LA LUZ DE TU CORAZÓN TE MUESTRE AL SER Y REGRESA AL HOGAR, SERÁS LIBRE

lunes, 14 de noviembre de 2016

EL DESPERTAR ESPIRITUAL PUEDE SER UN PROCESO GRADUAL O REPENTINO




El Despertar espiritual tiene lugar cuando se es consciente de que no somos la mente que ha estado rigiendo nuestra vida, cuando descubrimos que somos “algo” más allá del cuerpo físico y el mundo fenoménico que nos ofrecen los sentidos y que nos han hecho creer que somos la persona, la identidad con todo el conjunto de proyecciones, creencias, percepciones… que ha creado nuestra mente, cuando sabemos que todo ello no ha sido más que un juego en el que decidimos participar y luego olvidamos que participábamos en él hasta el punto de que creímos que éramos esos jugadores porque lo hicimos realmente bien. 

Llega un momento en el que en determinadas personas se produce un despertar, en definitiva, se produce el fin de la identificación.
Para la mayoría de las personas este despertar será un proceso gradual, se va dando en la persona poco a poco conforme inicia un proceso de auto-indagación; surge primero en la persona una necesidad de adentrarse en lo que podríamos denominar el mundo espiritual, en el del conocimiento de quién es en verdad y que podrá darse por diferentes motivos acordes al mejor modo en que pueda manifestarse en  cada persona para su proceso y acorde también a su propio grado de evolución para que pueda producirse este reconocimiento.

A veces puede iniciarse de manera simple como por lecturas de libros de temática espiritual, cursos, seminarios, conferencias… relacionados con la misma temática, a través de la meditación incluso adentrase en lo que es realmente la espiritualidad, a través del interés por el mundo esotérico o fenomenológico aunque esto equivocadamente se crea que tiene que ver también con la espiritualidad o por técnicas , lecturas o estudios relacionados con la autoayuda y crecimiento personal que aunque podemos decir que puede que no sean “propiamente espirituales”, sí pueden ser el interruptor que nos encienda para ver el camino e iniciar el proceso del despertar. Puede ser el primer paso para algunas personas, en realidad la mayoría, para abrirse a otra realidad y/o verdad, que le llevará finalmente al camino real de la espiritualidad y al despertar.
Este es un camino más lento, más laborioso y costoso y largo en el tiempo, pero como digo el que realmente y por mi experiencia, bajo la creencia de que debe ser así con trabajo y sacrificio y largos períodos de limpieza emocional personal, el que sigue la mayoría. Se nos enseñó e inculcó que esto debe ser así. Lo que dure este camino hasta llegar a la verdadera toma de consciencia de lo que es la Verdad, es decir, el despertar, el salir de la identificación con la mente y la persona, que dependerá como decía del ritmo de su evolución. Aquí quiero señalar, que a veces en esta fase, la persona puede llegar a alcanzar un alto grado de Consciencia y erróneamente creer que ya lo tiene “todo ganado” (aunque realmente no hay nada que conseguir o ganar), y se estanca o para aquí, se acomoda bajo la creencia de que ya no hay nada más que hacer salvo mantenerse en ese estado porque ya se ha logrado un objetivo. Muchas veces lo que se consigue o alcanza es un alto nivel de Consciencia pero a nivel mental, que puede equivocarse si no se ha experimentado aún, con lo que es el SER con mayúsculas, el verdadero despertar y puede aparecer también lo que se denomina el ego espiritual. Se reconoce la Verdad a nivel conceptual, pero no se ES realmente. Aquí, la mente aún es muy fuerte y vendrá a irrumpir muchas veces constantemente y a contarnos de nuevo viejas historias o a inventar nuevas, por lo que siempre tendremos que seguir limpiando… El Ser realmente no se alcanza, no se consigue… esto es difícil de entender desde la mente, sólo puede verse desde el corazón, porque el Ser es lo que Somos y Siempre hemos sido, sólo tienes que redescubrirlo por decirlo de algún modo, ya que es difícil expresar con palabras hechas bajo y para la dualidad lo que está fuera de ella. No hay nada que puedas hacer en este mundo que lo haga desaparecer.


 
Este camino que es el que sigue la mayoría, como decía con anterioridad, es un camino a veces difícil, en el que la persona va ganando poco a poco más Presencia, a veces se para en el camino y pone muchas resistencias, prueba un poco de la persona y vuelve de nuevo al camino… hasta que llega al despertar real, al redescubrimiento del Ser que Es y entonces empieza a ir integrando cada vez más la Consciencia del Ser, lo cual se verá reflejado en su día a día, en todos los aspectos de esta y allí donde vaya, llevando al mundo sin tener incluso que hacer nada, la Luz de la Verdad.

Hay excepciones pero son casos menos frecuentes, y es que la persona Despierte de repente por algún suceso que ocurre en su vida, bajo una circunstancia extrema, que suele ser de sufrimiento o dolor en el que la persona “muere” totalmente, muere la identidad y entonces tiene un gran despertar. A veces incluso el dolor o el sufrimiento puede ser dilatado en el tiempo hasta que llega un momento que esto se vuelve tan insoportable que no se aguanta más y la persona descubre entonces que este no soportar se refiere realmente a todo lo que tiene que ver con el personaje, con la persona que está padeciendo ese dolor pero no con quien es de verdad, con lo que alcanza de manera casi espontánea un gran despertar. A partir de entonces su vida cambia drásticamente, su actitud, su comportamiento, pensamientos… y gana una gran Presencia que cada vez se va depurando más pero  a un ritmo acelerado debido a su Consciencia ya Verdaderamente Despierta, y cada vez integrará más facetas de su propio Ser. Ese sufrimiento extremo o dolor que en un principio se veía como su verdugo, acabará siendo su salvación verdadera y cuando esto ocurre todo cobra un significado diferente, también el dolor que hubo, en el que habrá un reconocimiento de ese dolor en la persona pero no en quien realmente siempre ha Sido y Es. La persona pasa rápidamente del gusano a la mariposa con alas extendidas.  Estas personas con el tiempo suelen decir que lo que les pasó fue lo mejor que podía sucederles detrás del miedo, el dolor, el sufrimiento… muchas veces se esconde el regalo de la oportunidad para “morir”, para no quedar atrapada en la persona, se esconde por tanto la Gracia divina.


 
En otras personas se puede producir también un proceso gradual del despertar pero en ese proceso de repente sucede un acontecimiento también repentino, podemos achacarlo incluso a mala suerte, doloroso en mayor o menor intensidad, ( por ejemplo pérdida de trabajo, accidentes, enfermedad no extremadamente grave, dolores físicos, rupturas sentimentales, familiares, de amistad…)  que nos saca de nuestra zona de confort y acelera ese proceso porque ha llegado nuestro momento de despertar y si no ponemos resistencias a estos cambios y los aceptamos con fluidez, vemos que la Gracia también está detrás de esos acontecimientos que si bien al principio nos pueden resultar incómodos, nos pueden producir indecisión, temor, dolor… son experiencias para alcanzar la Verdad, que nos hacen salir de nuestra posición cómoda en la que tal vez nos atascamos y es necesario salir para posteriormente y fluidamente llegar al Despertar.

Incluso el mundo que nos rodea en el que parece que sólo hay conflictos ( sobre todo si veis mucho los programas de noticias en que se encargan de poner sólo noticias desagradables y victimistas) puede resultar ser una oportunidad de apertura para muchas personas.

Sea cual sea el proceso de cada persona, es un proceso hermoso y sagrado que lleva a la libertad y a la inexorable muerte de la persona, sea de forma súbita o de forma gradual. Al final a todos en el momento preciso, les llega el regalo divino de la Gracia del despertar, sea en esta vida o en la próxima o las siguientes, pero nadie queda en el juego y en la oscuridad eternamente, llega un momento en que el juego no es necesario, y el interruptor del off se enciende para tí.

Angélica Galeano


viernes, 11 de noviembre de 2016

DESLIGÁNDOSE DEL INFLUJO Y CREENCIAS DEL LINAJE MATERNO




Romper con el linaje materno es, a veces, el precio de volverse auténtica

Romper con la esencia patriarcal del legado emocional que nos brinda el vínculo materno es, a veces, el precio que tenemos que pagar por lograr la autenticidad y la libertad que anhelamos.
Hay una premisa indiscutible que guía nuestra vida y es que cada hija lleva consigo a su madre. Es un vínculo eterno del que nunca nos podremos desligar, siempre contendremos algo de nuestras madres. Por eso es indispensable depurar y limar aquellas asperezas que se han creado a través de la crianza y del influjo materno en nuestra historia pasada y presente.

Es un proceso complicado, una dura experiencia que implica darse cuenta de que se está sumida en la insignificancia de manera inconsciente por un legado que perpetúa la dependencia a través de una crianza basada en creencias educativas antiguas.
Es un sentimiento desgarrador porque el deseo de desligarse va unido a la necesidad de cuidado y a la idea de que la persona que te aportó las mayores experiencias de afecto y sustento asume tu empoderamiento como una pérdida propia. Por necesidad humana (o más bien educativa) una madre a veces procura moldear y adecuar a la hija mujer lejos de la esencia de individualidad.

Este no es habitualmente un proceso o una necesidad consciente. La madre, en su herencia de mujer, puede intuir que la vida de la hija será más fácil cuanto menos compleja e intensa sea. Por ello promueve que en esencia su fémina se amolde a las cualidades que “la cultura del patriarcado” pinta como atractivas.
Etiquetas sutiles como “la rebelde”, “la solitaria”, “la niña buena” solo transmiten un mensaje “no debes crecer para ser amada”. En este punto conviene hacerse consciente y sanar esa esencia, aunque ello suponga una desvinculación que en parte es agresiva y, por ende, dolorosa.

El patriarcado está debilitándose cada vez más, por lo que generación tras generación la fortaleza femenina se hace patente, urgente y necesaria. De alguna manera en el inconsciente colectivo está calando la necesidad de que la mujer debe ser auténtica.


El anhelo de ser auténtica y la añoranza de la madre

Bethany Webster sintetizó este proceso de autentificación del que hablamos de una manera más que acertada. En su texto, traducido por Valentina Saracho y revisado por Carlota Franco, podemos comprender cuáles son los puntos de anclaje para iniciar este proceso.
“Se trata de un dilema para las hijas criadas en el patriarcado. El anhelo de ser tú misma y el anhelo de ser cuidada, se convierten en necesidades que compiten entre sí, parece que tengamos que elegir entre una de las dos. Esto sucede porque tu empoderamiento está limitado en la medida en que tu madre ha internalizado las creencias patriarcales y espera que tú las acates.

La presión de tu madre para que no crezcas depende principalmente de dos factores:

1) El grado en que ella haya internalizado las creencias patriarcales limitantes de su propia madre.
2) El alcance de sus propias carencias por estar divorciada de su yo verdadero. Estas dos cosas mutilan la capacidad de la madre de iniciar a su hija a su propia vida.
El costo de convertirte en tu ser auténtico a menudo implica cierto grado de “ruptura” con el linaje materno. Cuando esto sucede, se rompen los hilos patriarcales del linaje materno, algo esencial para una vida adulta sana y poderosa. Por lo general se manifiesta en alguna forma de dolor o conflicto con la madre.

Las rupturas del linaje materno pueden adoptar diversas formas: desde conflictos y desacuerdos hasta distanciamiento y desarraigo. Es un viaje personal y es distinto para cada mujer. Básicamente, la ruptura sirve para la transformación y la sanación. Forma parte del impulso evolutivo del despertar femenino para empoderarse con más consciencia. Es el nacimiento de la “madre no patriarcal” y el comienzo de la verdadera libertad e individualización.

El precio de transformarnos en auténticas nunca es tan alto como el precio de permanecer en un “yo” falso.
Por una parte, en las relaciones madre/hija más sanas, la ruptura puede provocar un conflicto, pero en realidad sirve para fortalecer el vínculo y hacerlo más auténtico. Por otra parte, en las relaciones madre/hija agresivas y menos sanas, la ruptura puede desencadenar heridas no sanadas en la madre, y provocar que esta arremeta contra su hija o la repudie. Y en muchos casos, desafortunadamente, la única opción de la hija será mantenerse a distancia indefinidamente para conservar su propio bienestar emocional.
Así, en vez de ver que es el resultado de tu deseo de crecimiento, la madre puede sentir tu alejamiento/ruptura como una amenaza, un ataque personal y directo hacia ella, un rechazo a quien es ella. Ante esta situación, puede resultar desgarrador constatar que tu deseo de empoderamiento o de crecimiento personal puede hacer que tu madre, ciegamente, te vea como una enemiga. En estas situaciones podemos ver el alto precio del patriarcado en la relaciones madre/hija”.

“No puedo ser feliz si mi madre es infeliz” ¿Has sentido esto alguna vez?

La creencia de que no podemos ser felices si nuestra madre es infeliz por sufrir nuestras propias carencias es una herencia más del patriarcado. Cuando renunciamos a nuestro propio bienestar por el de nuestras madres impedimos una parte imprescindible del proceso de duelo que intentamos concretar.

Tenemos que llorar la herida en nuestro linaje materno porque el hecho no hacerlo provoca un alto grado de estancamiento. Por mucho que nos empeñemos en hacerlo, una hija no puede sanar a su madre, pues cada cual tiene la responsabilidad sobre sí mismo. Por eso es necesario romper y buscar un equilibrio, el cual solo es posible si alteramos los patrones patriarcales y no nos entregamos a la complicidad de una paz superficial.

Se requiere mucho valor para iniciar este proceso de desvinculación pero, tal y como afirma Bethany Webster, dejar que nuestras madres sean seres individuales nos libera como hijas y como mujeres para ser seres individuales. No es noble cargar con el dolor de los demás, no es un deber que debamos asumir por ser mujeres y no debemos sentirnos culpables cuando no asumimos esa función.

El hecho de que nuestra madre nos reconozca y nos acepte es una sed que tenemos que saciar, a pesar de que para ello tengamos que sufrir. Esto supone una pérdida de independencia y de libertad que nos apaga y nos transforma.

Ese rol de cuidadora emocional que se otorga a las mujeres es un rol que forma parte del legado de opresión. Por eso debemos comprender que esto es ficticio si no obedece a nuestras necesidades explícitas. Solo mantener esta perspectiva nos ayudará a dejar a un lado la culpa para que esta no nos controle.



Las expectativas del mundo sobre nosotras pueden llegar a ser muy crueles. De hecho, en mi opinión, constituyen un verdadero veneno que nos obliga a olvidar nuestra individualidad. Es hora de abrirnos paso.
La mejor herencia de una madre a sus hijos es haberse sanado como mujer
Cuidar su bienestar emocional y físico, tratarse con delicadeza y con respeto es el mejor legado que una mujer puede otorgar a sus hijos. 
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/romper-linaje-materno-veces-precio-volverse-autentica/

 
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