Antigüamente la Alquimia era considerada como un arte oculto y mágico, en el que los maestros en este arte, eran capaces de convertir en oro metales no nobles y ello a través de pócimas mágicas y poderes sobrenaturales y mágicos otorgados a través de la piedra filosofal.
Así
mismo las leyendas otorgaban en ocasiones a los alquimistas virtudes
sobrenaturales y poder curar todas las enfermedades como también conseguir
juventud eterna, a través del descubrimiento del elixir de la larga vida.
Siempre
aparecía rodeada de misterios esta figura, y se conservan muchos libros sobre
Alquimia aún, a pesar de que muchos fueron destruidos a lo largo de los
tiempos, sobre todo por autoridades religiosas.
Esta
es la parte mística y mágica de la alquimia, que sinceramente a mí es la que
más me atrae por su especial encanto y leyendas.
En
rigor científico, podemos decir que la alquimia sería realmente el desarrollo
de la química desde el año 300 a.c. al 1500 d.c. Fue el
resultado final del solapamiento entre varias corrientes como son la filosofía
griega clásica (herencia de Aristóteles), las prácticas “mágicas” y religiosas
del misticismo oriental y aspectos prácticos de la cultura egipcia.
De Aristóteles
se tomó para el estudio de la alquimia la “Teoría de Los Cuatro Elementos” según
la cual combinando las cuatro propiedades (frío, calor, humedad y sequedad) de
las sustancias se podían transformar unas en otras, así como la idea de que hay
una tendencia natural hacia la perfección, por ello todos los metales tenderían
a transformarse en el metal perfecto, el oro con lo que se inicia un gran afán
por conseguir transmutar metales no nobles en oro, esta es la parte mágica de
la que antes hablábamos. De estos intentos se realizarán métodos, e
instrumentos útiles en la química, como el alambique o los hornos de tostación,
métodos para obtener aleaciones doradas, así como la obtención de venenos como
el arsénico.
Los pensadores griegos de Alejandría admiraban
a los artesanos egipcios por su capacidad para preparar jugos,
transformar materiales y tratar productos naturales. A este arte se le llamó Khemeia.
Con la llegada de los árabes, el vocablo pasó a ser alkimiga y en
la Europa cristiana pasó a denominarse, en latín, alkimiya, lo que
en castellano más reciente pasó a ser alquimia.
Sin embargo, para mí la alquimia realmente
importante es la del encuentro con uno mismo, la que te hace salir del capullo
transmutando de oruga a mariposa, la que como dice Paulo Coelho precisamente en
su libro “El Alquimista”, te hace buscar tu Historia Personal.
Es el lenguaje del corazón, del alma, de las señales, esos y maravillosos
empujoncitos que nos envía como chispitas luminosas el Universo, para que
nuestro verdadero y único camino se nos vaya mostrando, y que el verdadero
alquimista sabe descifrar y ver, porque para ser un buen alquimista es
necesario ver más allá de lo que se ve con los ojos a primera vista, es
necesario saber leer con el alma, entender con el corazón y tener una alta
dosis de intuición.
La intuición, es fundamental en un verdadero alquimista, pues para ser un
maestro en la alquimia de la transformación interior es preciso primero
alcanzar la maestría del conocimiento interior, y para esto hay que estar muy
centrado en uno mismo, sólo así tu propio cuerpo, tu propio espíritu te irá
mandando las señales correctas, esos impulsos irracionales dictados por el
corazón y que llamamos intuición, y que nos muestran el camino para avanzar en
nuestra historia personal. Para ello es necesario también una gran dosis de
imaginación, y surge la magia,… esa que nos lleva a la alquimia interior.
Cuando somos niños, sabemos que somos especiales porque somos únicos,
sabemos lo que nos gusta, lo que queremos y no tenemos miedo de pedirlo ni de
hacerlo. Éste sería el primer paso que debería hacer el verdadero alquimista,
empezar a reconciliarse con su niño o niña interior.
¿Recuerdas qué te gustaba hacer de pequeñ@?pues probablemente era el
comienzo de lo que debía ser tu propia historia personal.
Por condicionamientos lo vamos olvidando (Ya sabes, entorno social,
colegio, amigos, padres,… que te dicen cómo debes actuar, pensar,… y olvidas
tus sueños e imaginar), y dejamos de soñar e imaginar y de saber qué queremos o
nos hace diferentes o qué se nos da bien y nos convertimos en un borreguillo
más de la sociedad.
Cuando uno comienza el camino de la verdadera alquimia personal, lo primero
que debe hacer es empezar a redescubrir de nuevo a ese niño o niña perdido,
consolarle, amarle, perdonarse y dejar a un lado algunos caminos para seguir
otros, lo cual puede provocar vértigo y el gran enemigo del alquimista, el
MIEDO,…
precioso
ResponderEliminarMe gusto..gracias :)
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