La falta de empoderamiento ha
sido una de las mayores manipulaciones cradas por nosotros mismos y nuestra
propia mente para mantenernos alejados en la oscuridad y en el miedo. Gracias a
él olvidamos quiénes somos, ocultamos nuestra propia divinidad jugando al juego
de la dualidad manteniendo el rol que en ese momento nos tocaba en la partida
de la experiencia humana, "el bueno o el malo", pues ésto también fue
una creación nuestra para mantenernos en el juego de la dualidad y la
separación, creernos en la oscuridad y a partir de ahí y del olvido llegar a
reencontrarnos con nuestra luz y divinidad después a lo largo de los tiempos.
Era un gran reto, sobre todo para los trabajadores
de la luz, el no perderse en el mundo de la dualidad al creerse en la oscuridad
en esta parte del velo, y por eso en lo más profundo de ellos, ese miedo casi
constante a perderse, un miedo en el inconsciente porque está en su alma y que
aflorece en ocasiones como centellazos cuando se tiene miedo a lo oscuro, a lo
denso, a energías distorsionadas, a ser "contaminados" con las
energías densas de otros.
A pesar del reto, vinieron para
traer esa luz intrínseca a su Ser, porque es lo que son.
La falta de empoderamiento nos ha
mantenido siempre en la oscuridad y en el olvido de quiénes somos y en la
creencia de no creernos merecedores de todo lo bueno que deseemos, nos ha hecho
crear "el bien y el mal", el juicio, alimentado aun más por muchas
ideas religiosas y filosóficas que no han hecho sino alejarnos aun más del
reconocimiento de nosotros mismos y de nuestro origen divino.
Ha hecho que a lo largo de la
historia personajes de importancia política, social o religiosa entre otros, se
hayan aprovechado de ésto para seducir las mentes y llevarnos a guerras,
muertes, miedo y más idea de separación, para que con el tiempo pudiéramos así
darnos cuenta del derecho a permanecer en nuestro poder y poder expandir
nuestras consciencias.
Somos responsables de todo lo manifestado en el mundo y fuera de nosotros, debido a nuestras propias creaciones internas, debido al juego que prometimos jugar y al que tan bien hemos jugado, por eso no debe haber juicios ni culpas, pero es hora de recordar quiénes somos y hacer cambios...
Somos responsables de todo lo manifestado en el mundo y fuera de nosotros, debido a nuestras propias creaciones internas, debido al juego que prometimos jugar y al que tan bien hemos jugado, por eso no debe haber juicios ni culpas, pero es hora de recordar quiénes somos y hacer cambios...
Muchas veces a través del dolor y
del sufrimiento hemos podido despertar a una consciencia mayor.
La falta de empoderamiento nos ha
mantenido en el miedo, miedo al cambio, a salir de nuestra zona de confort, a
soñar, a imaginar, a ser nosotros mismos y ser rechazados, a reir, a bailar, a
disfrutar, a ser alegres, amorosos por temor a que nos hicieran daño, a
expresarnos por creer que nuestras opiniones y sueños no eran válidos, y sobre
todo creó una especie de nebulosa dentro de una cúpula alrededor de todo el
planeta, que nos hace mantenernos en ese olvido que creamos para jugar,
respiramos ese miedo, esa creencia de oscuridad y desconexión, y sólo cuando
somos conscientes de esto, dejamos de estar conectados a esa cúpula y dejamos
de respirar y alimentarnos de esa nube que nos parecía lo único para poder
sobrevivir por tanto tiempo.
Cuando hacemos ésto nos entra
rabia, enfado, incluso ira, porque nos damos cuenta de las veces que hemos
jugado a no estar empoderad@s, a ceder nuestro poder y estar en el miedo, pero
todo ello no es sino el primer paso para poder empezar a respirar diferente.
La falta de empoderamiento ha
sido una de las mayores mentiras creada por nosotros, esa mentira está cayendo
y está provocando fuera sufrimiento pero a la vez está siendo el motor para que
el cambio se produzca, para que haya movimiento, para que nadie tenga miedo a
expresarse y quitarse las máscaras, para ser conscientes de nuestro verdadero
origen divino, para que recordemos, despertemos, brillemos y seamos antorchas
en el camino.Los velos se han roto...
Sólo tienes que encender un
fósforo, acercarlo a tu pecho y ver qué se esconde dentro...
Angélica
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